Llegan las vacaciones y como siempre, gente de la que no sé nada en todo el año, de repente “aparecen”, por arte de magia, para “proponerme” venir a visitarme, porque “pobrecita”, tengo que trabajar en verano. Yo alucino con la gente, que sólo por el hecho de que vivas en la costa, se creen con derecho de autoinvitarse a tu casa, a pasar unos días de vacaciones.
Y además te lo dicen como si te estuvieran haciendo un favor: “he pensado, que ya que es verano, me puedo pasar a verte unos días”. Y encima esperan que les estés agradecida. Muy fuerte.
Si quieres pasar unos días en la costa, alquilate algo, querida, no te metas de gorra en mi casa, y encima sin siquiera pedírmelo y como si lo hicieras por mí. Si realmente lo hicieras por mi, no te meterías en mi casa, sino que me preguntarías dónde quiero ir yo. Si sólo tuvieras ganas de verme, no te meterías en mi casa, sino que vendrías, te alquilarías algo, y me propondrías planes juntas.
Realmente, ¿tú crees que si durante todo el año, yo estoy aquí, cuando llegan las vacaciones, tengo ganas de seguir quedándome aquí? Son tus vacaciones, pero ¿y las mías?
Yo tengo ganas de marcharme también de vacaciones, y no puedo, porque tengo que currar, y entonces, tú me haces “el favor” de venir a verme, para que te lleve de visita por donde yo ya voy cada día. ¿En serio crees que eso son vacaciones para mi: perder la intimidad de mi hogar, mi orden y organización de vida, para atenderte, a ti y a tus necesidades de hacer turismo?