Saltarse la Cola de la Vida

Saltarse la Cola de la Vida
En nuestro día a día, solemos buscar maneras de facilitarnos la vida. Queremos mejores horarios, mejores condiciones, o símplemente un cambio que nos haga sentir más comodidad en nuestra rutina. Pero, ¿qué ocurre cuando, en lugar de seguir los canales establecidos, decidimos saltarnos las normas y aprovechar nuestras relaciones o nuestra confianza con una figura de autoridad para obtener lo que queremos?
Imagina esta escena: trabajas en una empresa donde hay un procedimiento claro para solicitar un cambio. Lo correcto sería hacer una petición formal. Sin embargo, tú tienes una relación cercana con tu superior, y decides aprovechar esa confianza para pedirle un favor.
Este tipo de comportamientos, aunque parecen inofensivos, son un claro ejemplo de cómo muchas veces se confunde la libertad con el privilegio. Sí, tienes la libertad de hablar con tu jefe/a y pedirle lo que desees, pero al hacerlo fuera de los cauces formales, afectas a los demás. Así, quienes estaban en la “cola”, quienes ya hicieron sus solicitudes siguiendo las normas, ahora son desplazados por tu atajo.
Lo que no siempre ves, es que el ejercicio de “tu libertad”, cuando lo haces sin considerar las reglas o el bienestar colectivo, puede causar un daño mayor. Esas acciones, pequeñas pero significativas, erosionan la equidad y crean malestar entre los demás. En una sociedad justa, nadie debería recibir un trato preferente sólo por tener una relación más cercana con la autoridad.
A veces se confunde cercanía o confianza con el derecho a saltarse los pasos a seguir. Pero eso no es libertad, es privilegio. Y el privilegio mal usado no solo afecta a los demás, sino que rompe la confianza en el sistema.
Actuar de esa manera es egoísta porque ignoras cómo tus acciones pueden afectar al entorno laboral, las dinámicas sociales o incluso las relaciones con tus compañeros/as.
Por eso, antes de aprovechar una “confianza” o un “atajo”, reflexiona sobre el impacto que eso puede tener. La verdadera libertad no se trata de buscar el beneficio individual a costa de los demás, sino de actuar de manera justa, respetando el derecho de todos a ser tratados con equidad.