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Escribir es liberar tus pensamientos transportándolos al papel 

Mi formación en este campo proviene más bien de la práctica y la lectura. Recuerdo con cariño aquellos “Días del Libro” que esperaba con deleite, y en los que me compraba con mis pocos ahorros, dos o tres libros, que deboraba con pasión aquella misma noche, tapada con las sábanas y con la pequeña luz de la cama-nido encendida. No me importaba que se me hiciera la madrugada.

Más tarde, al estudiar filosofía, leí con avidez algunos clásicos, que también me quitaron el sueño, y poco a poco fui cambiando el hábito de la lectura a horas menos tardías, para poder disfrutar plenamente de los detalles, las frases, descripciones e ideas que impregnaban las páginas.

Participé en varios certámenes de escritura (muy pocos) y uno de ellos lo gané, inundándome de ilusión, aunque me enteré del premio con retraso, y no pude ir a recogerlo en el acto oficial. Eso sí, me publicaron un cuento.

Tiempo más tarde, me apunté a varios talleres de escritura impartidos por Miquel Martín, al que agradezco su sabiduría, su pasión en las clases y su enseñanza compartida. Sus obras y actos narrativos junto a Olga Cercós, te los recomiendo fervientemente. Son de gran belleza, aprendizaje e inspiración.

También debo agradecer a mis maestras y maestros de primaria, que pusieran gran empeño en que no cometiéramos faltas de ortografía. Espero estar a la altura.